
Conceptos que en ocasiones se confunden y que deben estar claros en equipos multidisciplinares.
La patología (palabra griega que significa estudio del sufrimiento) se ocupa específicamente de las causas iniciales (etiologías) de una enfermedad, sus progresiones escalonadas (patogénesis) y sus efectos sobre la estructura y función normales.
Clínicamente, las enfermedades se presentan como pacientes con conjuntos de signos y síntomas. Los síntomas son las quejas del paciente de anormalidades percibidas y se detectan mediante el examen del paciente. La evaluación al paciente en función de las posibles causas de los signos y síntomas establece el diagnóstico..
Por ejemplo, la fibrosis quística es una enfermedad, cuya patología son sus síntomas: fiebres altas, tos, dolor de vientre o pérdida de peso corporal.
La etiología describe las causas de una enfermedad. Una enfermedad puede tener más de una etiología, y una sola etiología puede conducir a más de una enfermedad.
La patogénesis de una enfermedad describe su progresión gradual después del inicio en respuesta a un factor o factores etiológicos específicos. La patogénesis puede referirse a los cambios en la estructura o función de un organismo a nivel clínico (anomalías moleculares escalonadas que conducen a cambios en la función celular y tisular).
La historia natural de una enfermedad describe un curso esperado, incluida la cronicidad, el deterioro funcional y la supervivencia. Sin embargo, no todos los pacientes con una enfermedad determinada seguirán naturalmente el mismo curso de la enfermedad, por lo que las diferencias en el resultado del paciente no se corresponden necesariamente con un diagnóstico incorrecto.
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Y es ante todo, si alguien desea una buena salud, primero debe preguntarse si está listo para eliminar las causas (etiologías) de su enfermedad. Solo entonces es posible ayudarlo